Me han dicho éste fin de semana que en el blog solamente hago que publicar maravillas sobre las cosas buenas que me pasan, viajes, coches, comidas pantagruélicas y happy flowers por doquier.
La verdad es que me pasan cosas malas, de lo contrario seria un extraterrestre. Me pasan. Y me están pasando ahora mismo, a la vez que me pasan todas estas cosas happy flowers y hay cosas para las que vivo en el mundo del algodón de azúcar.
1) El cáncer se nos metió en casa en 2005 y lo vivimos a rachas, épocas normales , épocas malas y épocas peores, y lo bueno es que desde entonces no queremos que salga de casa, porque si lo hace será para llevarse a la persona que queremos. La convivencia con la enfermedad exige la psicología del corredor de fondo. Y dios sabe que siempre odié desde el colegio practicar el atletismo.
2) Debo estar lejos de la persona que amo por un tiempo que no sé cual será. Debo resistir el desánimo porque no conduce a nada, y animar a mi amor, que se siente lógicamente bajo presión vital por diversas circunstancias prácticas y laborales. La gente en estos tiempos parece que no se deja impregnar por el impulso romántico y no echa un cable a los enamorados. Y por otro lado, parece que son malos tiempos para tener ilusión por nada, que si la muestras es como si quisieses molestar a alguien. Pero las flores no huelen para molestar a nadie, ni son pretenciosas, simplemente viven, se secan y renacen más tarde.
3) Hace un par de años tuve un disgusto laboral muy importante en el trabajo que finalmente se arregló bastante bien, pero que me costó dinero en juicios, pesadillas por las noches, y me quitó muchísima ilusión del cuerpo. A raíz de aquello alguna gente me ha puesto en su lista de personas a dar por saco periódicamente. Y por tiempo que pasen no se cansan. Debo aceptarlo, que no dejarme. Eso da estrés. También debo aceptar que los medios de trabajo que me dan mis jefes son ínfimos y sus métodos de gestión espantosos o inexistentes. Debo aceptarlo, que no dejar que me carguen ningún mochuelo. Eso da estrés. Y te preguntas porqué… y compras cupones de la ONCE, como todos tus semejantes. Porque por arriba que estés en la cadena alimenticia de la empresa, siempre hay alguien que te da por saco.
Pero la declaración de estas cosillas únicamente se hace para equilibrar mi narración continua de maravillas, que también las vivo cada día. Disfruto de cada pequeña cosa, e intento hacer cosas nuevas y especiales. Soy feliz pensando nuevas formas de sorprender y alegrar a la gente que quiero Les compro girasoles. Cocinamos pollo a la cerveza. Comemos pastel de chocolate. Paseamos por la playa y batimos el record guiness de los besos.
El secreto es sentirse agradecido por las muchas cosas buenas que tenemos y que nos pasan cada día, no dejar de luchar de forma efectiva contra lo que no funciona o no acaba de salir bien, no autocompadecerse, porque no sacas nada de refocilarte en tu dolor... y no querer ser tan perfecto…
Como decía alguien; señor, dame sabiduría para cambiar aquello que puedo cambiar, y resignación para aceptar aquello que no puedo cambiar, y sobretodo, sabiduría para distinguir una cosa de la otra.
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